Comenzamos de niños en la calle de nuestra abuela jugando a cualquier cosa que implicaba tocar un balón, correr y saltar con nuestros amigos del barrio. En la juventud seguíamos dedicándole mucho tiempo al deporte, y eso nos dejó claras nuestras intenciones para cursar los estudios superiores en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Sin dejar de disfrutar de todo tipo de actividades deportivas, comenzamos a experimentar en todos los campos que nos ofrecía nuestra profesión.
Dado que nos gustaba la enseñanza y la organización, nos convertimos en monitores de clubes y gimnasios, organizadores de torneos, campus y en verano como no, socorristas. La edad nos fue otorgando más responsabilidades y nuevos cargos en los empleos, tanto en lo público como en lo privado, pudiendo comprobar en primera persona las principales demandas de la ciudanía, los procedimientos en la administración pública o las observaciones de usuarios en una instalación deportiva.
Está historia es el resultado de lo que somos hoy en día. Algo menos
jóvenes, pero con la ilusión del primer día.